jueves, 26 de noviembre de 2015

NIÑOS SIN GRIPE con buena alimentación

Empieza el frio, combate la gripe con buena alimentación y ejercicio

El otoño es una época del año en la que se junta el cambio de estación con el estrés de la escuela. La consecuencia de ello es que el sistema inmunitario se ve debilitado y está más expuesto a bacterias y virus, como el de la gripe estacional, que aprovechan para atacarnos y hacer que suframos un proceso gripal o, incluso, el mismo virus de la gripe. A pesar de que los síntomas son muy similares –fiebre, escalofríos, dolores de cabeza, de huesos, muscular…– la intensidad es la diferencia. Todos estamos expuestos durante unos meses al virus de la gripe estacional.

Consecuencias en la vida cotidiana

Las consecuencias de coger el virus pasan factura a la vida cotidiana. Una fiebre alta puede hacer que no vayamos a la escuela, que nos tengamos que quedar en cama,… En definitiva, absentismo escolar. ¿Para qué sirve la fiebre en todo este estadio? Hay que aclarar que la fiebre es una respuesta del sistema inmunitario, que detecta el virus de la gripe como agresor y libera anticuerpos para combatirlo. Tener fiebre no es perjudicial; al contrario, nos demuestra que el organismo funciona bien, por lo tanto vale más que siga su curso y que intentemos paliar los síntomas derivados de la mejor manera posible.

Los primeros síntomas

Ante los primeros síntomas de un resfriado, lo primero que tenemos que hacer es reposar y evitar que aumenten. Podemos tomar medicamentos, pero si lo hacemos simplemente reduciremos la sintomatología y dificultaremos el trabajo del hígado; por lo tanto, una buena alternativa es recurrir a productos naturales que permitan estimular al organismo para que afronte el resfriado.
Además, una buena alimentación con productos de temporada es una herramienta añadida que ayudará a estimular las defensas. Consumir productos que fortalezcan el sistema respiratorio y los pulmones en si nos permitirá mantener la energía y la vitalidad, y eliminar el calor del cuerpo. Tomar alimentos con propiedades antibióticas, como el ajo o la cebolla, también puede ayudar. Hay que evitar beber leche caliente, aunque sea lo que más nos apetezca, porque aumenta la producción de moco. Una alternativa es tomar infusiones, si queremos, con una cucharada de miel.

¿Cómo estimulamos y fortalecemos el sistema inmunológico?

Primero, hay que decir que el ritmo de vida actual ayuda a debilitar las defensas. Una mala alimentación, el estrés, el poco tiempo que dedicamos a descansar, no hacer ejercicio físico, entre otros, desgasta el organismo y nos hace más propensos a coger virus e infecciones. Así pues, una buena manera de empezar a evitar posibles infecciones es dar importancia a lo que nos aporta una base sólida para tener una buena salud.

Por lo tanto… ¿cuál sería la conclusión?

No somos conscientes de la importancia que tiene adoptar unos hábitos de vida saludables para evitar muchas enfermedades, en este caso procesos gripales y gripe. Una buena alimentación que refuerce la flora intestinal para evitar el crecimiento de microorganismos patógenos, respetar las horas de sueño –que es cuando el cuerpo repara las células–, hacer ejercicio físico de forma habitual… Todo esto y más hace que estimulemos de manera natural el sistema inmunológico. Paralelamente nos podemos ayudar de suplementos, que nos permitan estimular las defensas, en situaciones determinadas en que las tengamos afectadas, para no desencadenar cualquier proceso vírico o bacteriano y hacerle frente.

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